Podemos decir que México
celebró el Día Internacional del Medio Ambiente con la publicación de la Ley
General de Cambio Climático (la Ley) el pasado 6 de junio del 2012; la cual entró
en vigor noventa días hábiles después de esa fecha.
La implementación y
cumplimiento de esta Ley representa, no sólo el esquema nacional para hacer
frente a los efectos adversos del cambio climático, sino también el compromiso
mexicano de reducir las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero (las
emisiones), con el beneficio de posicionar al país –al mismo tiempo— hacia una
economía competitiva, sustentable y de bajas emisiones.
La Ley tiene como principal
objetivo regular las emisiones para lograr la estabilización de sus
concentraciones en la atmósfera a un nivel que impida interferencias peligrosas
en el sistema climático, atribuibles directas o indirectamente a la actividad
humana. La primera meta es reducir para el año 2020 el 30% de las
emisiones, con respecto de aquellas emitidas en 2000; y la meta siguiente es
que tal reducción sea del 50% para 2050.
La puesta en marcha y
eficacia de la Ley requieren del esfuerzo responsable, coordinado y continuo de
los tres niveles de gobierno: federal, estatal, municipal; así como la
activación de mecanismos de acceso para la participación social y privada en la
evaluación del desempeño de las políticas públicas de acciones de mitigación y
adaptación. Esta compleja estructura requiere para su engranaje de la creación
y ajuste de organismos y sistemas de información especializados y de entes
coordinadores y de evaluación, por un lado y, por el otro, de instrumentos
jurídicos y económicos que hagan posible implementar e incentivar el
cumplimiento de sus objetivos.
La Ley General brinda
a México una base sólida tanto para promover la reducción de emisiones como
para permitir la adaptación a los impactos derivados del cambio climático,
siendo su principal objetivo:
De esta forma y para
dar cumplimiento a su principal objetivo, la Ley cuenta con nueve capítulos,
116 artículos y diez transitorios en donde se resaltan aspectos de suma
relevancia como:
- El
reconocimiento de la necesaria transición hacia una economía competitiva
de bajas emisiones en carbono, que regula tanto gases como componentes de
efecto invernadero;
- La
creación y fortalecimiento de una estructura institucional y transversal
que atienda el cambio climático, a través de un Sistema Nacional de Cambio
Climático que promueve la concurrencia entre la federación, las entidades
federativas y los municipios en el combate al problema; así como la
creación de un Institución Nacional de Ecología y Cambio Climático que
aumente y mejore la investigación en el tema; además de la consolidación
de una Comisión Intersecretarial de Cambio Climático que fomente una mejor
coordinación entre el Gobierno Federal y otros actores involucrados;
- La
definición de criterios y medidas claves para promover la mitigación a
través de la generación de energía por fuentes renovables, la promoción de
sistemas de movilidad sustentable, el manejo adecuado de residuos y el
manejo sustentable de los recursos forestales; así como la definición de
criterios de adaptación y reducción de vulnerabilidad a los impactos del
cambio climático;
- La
formulación de una política de largo plazo en materia de cambio climático
en congruencia con el Plan Nacional de Desarrollo, los programas estatales
y con otras leyes aplicables;
- El
fomento a la educación, la investigación, el desarrollo y la transferencia
de tecnología que privilegie las actividades y tecnologías que contribuyan
menos con las emisiones;
- La
creación de un Fondo Verde Mexicano que promueva un mayor flujo de
recursos nacionales a través de la asignación presupuestal, e
internacionales a través del mejor control de los flujos dirigidos al combate
del cambio climático;
- El
diseño y promoción de instrumentos económicos y fiscales para incentivar
la reducción de emisiones y la participación de actores públicos y
privados en la materia;
- La
creación de esquemas de participación de sectores como el privado, el
académico y el social en el diseño y evaluación de la política climática;
- El
reconocimiento de metas de reducción de emisiones del 30% al 2020 y del
50% al 2050; así como de las metas de participación de energía limpia en
35% al 2024; y la promoción de la reducción de los subsidios a los
combustibles fósiles como mecanismo para incentivar la participación de la
energía renovable; y
- La
consolidación de esquemas de medición, reporte y verificación de
emisiones, a través del registro, la evaluación y el seguimiento del
cumplimiento de la Ley, que contempla un esquema de sanciones.
Las
invasiones de hormigas descendieron a nivel mundial
Algunas
especies de hormiga son consideradas verdaderas
plagas a nivel mundial, invasoras y perjudiciales para el
medio. Por ejemplo, la Pheidole megacephala, popularmente conocida
como hormiga leona u hormiga cabezona, se encuentra entre los primeros lugares
de la lista de las 100 especies más invasoras del planeta. Son una plaga en
América del Sur, Australia y Sudáfrica, resultando peligrosas pues roban el
hábitat y los recursos de las especies nativas (se sabe que hasta pueden
alimentarse de crías de aves), resultando una amenaza para el natural
desarrollo de la biodiversidad.
No
obstante, el cambio climático viene reduciendo las invasiones
de estos insectos a nivel mundial. Hoy en día, el 18,5% del planeta sufre las
consecuencias de las invasiones, pero los expertos señalan que para el año
2080, esa cifra se reducirá hasta en 5 veces.
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